La clonación humana es la creación de un ser humano cuya constitución genética es casi idéntica1 a la de un individuo que existe o existió previamente. Los acontecimientos recientes en la clonación humana, aunados a los avances en la investigación con células madre embrionarias, han realzado la necesidad de legislación sobre este tema. A pesar de sus nombres prácticamente idénticos, dos proyectos de ley que están siendo considerados por el Congreso piden políticas marcadamente diferentes sobre este tema crítico. Si bien ambos buscan una prohibición en lo que se está denominando clonación "reproductiva", en la que un embrión humano clonado es implantado en una mujer con la intención de que nazca un ser humano clonado, difieren dramáticamente con respecto a lo que se está denominando clonación "terapéutica". Este último tipo de clonación involucra la creación y destrucción posterior de un embrión humano clonado para propósitos de investigación científica o médica.2 Este tipo de destrucción embrionaria suele realizarse como un medio de obtener las "células madre" del embrión, que son células que algunos creen tienen el potencial de revolucionar la medicina restaurando la salud de personas que sufren de una diversidad de enfermedades debilitantes.3 Dado que la perspectiva de la clonación humana conlleva un gran potencial para impactar a la humanidad de formas solo imaginadas previamente, es sumamente importante que el Congreso adopte una legislación que proteja a la sociedad y a los ciudadanos que viven en ella, tanto ahora como por las generaciones venideras. Para lograr este objetivo, creemos que se requiere una prohibición amplia que impida tanto la clonación "reproductiva" como la "terapéutica". En apoyo de esta afirmación, planteamos lo siguiente:

I. El consenso abrumador en este país, de que la clonación reproductiva humana no debe ser permitida, requiere una prohibición tanto de la clonación reproductiva como de la "terapéutica".

Una mayoría abrumadora de científicos, abogados, profesionales de cuidado de la salud, eticistas y del público general se han expresado fuertemente contra la creación de un bebé humano a través de lo que está siendo denominado "clonación reproductiva".4 Si bien la mayoría de los ciudadanos de EE.UU. apoyan una prohibición de la clonación reproductiva de seres humanos, pueden apoyar o no una prohibición de la clonación "terapéutica". Sin embargo, promulgar una prohibición de lo primero mientras se permite simultáneamente lo segundo casi con seguridad produciría instancias de clonación reproductiva y "terapéutica" a la vez. Este es el apoyo de esta premisa:

Primero, si se adoptara una prohibición sólo de la clonación reproductiva, la implementación requeriría la destrucción ordenada legalmente de los embriones humanos creados mediante la clonación. Es decir, si fuera legal crear embriones clonados para propósitos "terapéuticos" pero no reproductivos, se exigiría la desaparición de estos embriones a fin de impedir que ocurra la práctica ilegal de la clonación reproductiva. Una prohibición no amplia, por lo tanto, establecería "por primera vez en la historia estadounidense, una clase de embriones que sería un crimen no destruir, un delito no tratarlos como algo distinto de tejido descartable".5 Si bien el aborto es legal actualmente en este país, la mayoría de los ciudadanos de EE.UU. sin duda reaccionaría fuertemente contra una política gubernamental que ordenara la destrucción de vida humana (o el castigo/encarcelamiento de mujeres que se sabe que han desafiado la ley al dar a luz clones humanos), y se rehusaría a cumplir con tal política.6

Por cierto, si los embriones humanos clonados fueron creados en el laboratorio para propósitos "terapéuticos", la orden de que no sean implantados o que no se les permita seguir adelante de otra forma hacia el nacimiento resultaría muy difícil de defender. Por lo tanto, sería muy probable el nacimiento de seres humanos clonados, justamente lo que una prohibición de este tipo busca evitar.7 Considere los siguientes escenarios:

  1. Un embrión clonado se produce con la intención "terapéutica" de producir tejido necesario para salvar la vida de un niño seriamente enfermo. Antes que pueda obtenerse el tejido, el niño muere. Sus padres acongojados, trastornados por su trágica pérdida, solicitan que el embrión sea implantado para que puedan tener otro hijo.
  2. Un hombre accede a ser clonado con la intención de donar el embrión resultante para la investigación. Luego de la creación del embrión clonado, se entera que tanto él como su esposa son infértiles. Al darse cuenta de que su perspectiva de tener un hijo genéticamente relacionado de pronto parece correr peligro, el hombre cambia de opinión y solicita que su clon sea implantado, en cambio, en su esposa.

En casos como éstos, a las autoridades les costaría mucho negar los deseos de las personas que desean implantar un embrión clonado. Según un apropiado comentario de Leon Kass, profesor de la cátedra Addie Clark Harding de The College and the Committee on Social Thought en University of Chicago: "Una vez que los genios pongan a los embriones clonados en las botellas, ¿quién puede controlar estrictamente adónde van?".8 Actualmente, a los padres de embriones creados a través de la fertilización in vitro (FIV) se les da el poder total de tomar decisiones en cuanto a si sus embriones son implantados, criopreservados, donados a otra pareja o a la investigación, o destruidos. Las clínicas de fertilización suelen hacer grandes esfuerzos para determinar los deseos de los padres con relación a embriones que han sido almacenados por un período de tiempo largo, y respetan las decisiones tanto a favor como en contra de la implantación.9 Por cierto, a la industria de la fertilidad le costaría mucho negar a las personas la misma opción simplemente porque sus embriones fueron producto de la clonación. La implantación de vida humana –independientemente de cómo se originó esa vida– no debería ser considerada como una acción prohibible.

Segundo, si la creación en un laboratorio de embriones clonados fuera permitida, pero fuera prohibida la implantación de dichos embriones, surgirían indudablemente problemas logísticos relacionados con el cumplimiento de dicho sistema. Impedir que un embrión clonado sea implantado dentro del contexto privado de una relación médico/paciente demostraría ser imposible. Las políticas que exigirían el análisis genético de cada bebé al nacer para garantizar que no fuera un clon seguramente serían consideradas como violación de la privacidad. Además, dicho análisis en sí mismo no lograría garantizar que la clonación humana no hubiera ocurrido, ya que el bebé podría ser el clon de una persona no conocida o no revelada, en vez de ser casi un duplicado genético de uno de los padres. Como resultado, la amenaza de imponer multas o castigar de otra forma a las personas que realicen una clonación a menudo no serviría como un freno. Además, aquellas personas que pudiera demostrarse que han clonado (ej: padres que clonaron a un hijo enfermo con la esperanza de que su clon pudiera brindar tejido sano para un transplante) seguramente no se verían impedidos de seguir con este tipo de acción si creyeran que podría salvar la vida de su hijo. Por lo tanto, a menudo no sería factible hacer cumplir las políticas que pretender prohibir la implantación de embriones humanos clonados, y no frenarían la clonación reproductiva.

II. Ordenar la destrucción de embriones humanos clonados creados para propósitos de investigación sería romper con la larga tradición legal de nuestra nación y la mayoría del sentimiento público.

Mientras que algunos proponentes de la clonación "terapéutica" han caracterizado a la controversia sobre la clonación como principalmente una disputa entre quienes son "provida" y los que son "proelección", a los embriones humanos extracorpóreos se les ha acordado históricamente el derecho a ciertas protecciones por quienes están a ambos lados del debate sobre el aborto. El siguiente extracto del testimonio del 20 de junio de 2001 de Richard Doerflinger ante el Subcomité de Salud de la Cámara de Representantes de EE.UU. ilustra este punto de forma convincente:

...si hay una práctica en la investigación con embriones humanos que está ampliamente condenada, aun por los que apoyan los derechos de aborto, es la creación especial de embriones humanos con el propósito exclusivo de una investigación que los matará. En 1994 los Institutos Nacionales de Salud (NIH) propusieron financiar [dicha práctica] como parte de una propuesta más amplia de financiar la investigación con embriones humanos en forma general. La protesta moral contra este aspecto de la propuesta, sin embargo, fue prácticamente universal. Las encuestas de opinión mostraron una oposición masiva y el panel del NIH que hizo la recomendación fue inundado con más de 50.000 cartas de protesta. The Washington Post, mientras reafirmaba su apoyo del aborto legalizado, atacó la recomendación del panel diciendo:
La creación de embriones humanos específicamente para la investigación que las destruirá es inescrupuloso... No es necesario estar contra los derechos del aborto o creer que la vida humana comienza literalmente en la concepción, para estar profundamente alarmado ante la noción de científicos que causan concepciones intencionalmente en un contexto completamente divorciado siquiera del potencial de la reproducción.10

El Chicago Sun-Times, asimismo, publicó la siguiente editorial:

Podemos debatir todo el día sobre si el embrión es o no una persona. Pero no hay duda de que es vida humana, completa con su propio conjunto único de genes humanos que informan e impulsan su propio desarrollo. La idea de fabricar una cosa tan magnífica como la vida humana exclusivamente con el propósito de realizar investigación es, como mínimo, grotesco.11

Al final, el presidente Clinton desestimó la recomendación a favor de la creación de embriones para la investigación. Cada año desde entonces, el Congreso ha prohibido la financiación para toda investigación dañina de embriones en los Institutos Nacionales de Salud, a través de la enmienda Dickey a los proyectos de leyes de asignación de fondos anuales de Trabajo/HHS.12 Sin embargo, aun los miembros del Congreso que han liderado la oposición a la enmienda Dickey están de acuerdo con su rechazo de la creación especial de embriones humanos para la investigación. La única ocasión en la cual se presentó la enmienda para el debate en la Cámara para debilitar la enmienda Dickey, sus patrocinadores resaltaron que dejaría intacta la cláusula que rechaza la creación de embriones para la investigación.13 De forma similar, las recientes pautas de NIH para la investigación con células madres embrionarias, así como la Ley de Investigación con Células Madre de 2001, del senador Specter, rechazan explícitamente la idea de usar embriones especialmente creados para propósitos de investigación".14

Además, entre quienes rechazan la creación de embriones humanos para su uso en la investigación destructiva está la Comisión Nacional Asesora sobre Bioética (NBAC) designada por el presidente Clinton.15 Gran parte del público también se opone a la creación y destrucción posterior de embriones clonados para propósitos de investigación.16

III. Estados Unidos debería promover la investigación científica y médica ética, y no meramente el avance de la investigación, ya que los "buenos fines" no justifican cualquier medio para lograr esos fines.

Hay quienes han sugerido que "es probable que Estados Unidos sea el campo de batalla más importante" en el debate sobre la clonación humana.17 Esto se debe en gran parte al hecho de que EE.UU. tiene la industria biotecnológica más desarrollada del mundo. Por cierto, la presión de los científicos que buscan apropiarse de los avances médicos es inmensa, y éstos se encuentran sistemáticamente entre los defensores más locuaces de la clonación "terapéutica".18 En su testimonio del 20 de junio de 2001 ante el Subcomité de Salud de la Cámara de Representantes de EE.UU., Thomas Okarna, presidente de Geron Corporation, hizo la siguiente declaración:

Nuestra nación está a punto de cosechar las largamente soñadas recompensas de nuestra importante inversión en la investigación biomédica. La industria biotecnológica de EE.UU. es envidiada por gran parte del mundo, especialmente por nuestra capacidad de convertir la investigación básica en NIH y universidades en investigación aplicada en compañías de biotecnología y, a su vez, en nuevas terapias y curas para pacientes individuales. Usando la transferencia nuclear de células somáticas y otras tecnologías de clonación, los investigadores en biotecnología seguirán aprendiendo acerca de la diferenciación de células, la reprogramación y otras áreas de la biología celular y molecular. Armados con esta información, podrán con el tiempo descifrar los códigos de enfermedades y condiciones que nos han asediado por cientos de años o aun milenios.

Francis Fukuyama, profesor de Política Pública de George Mason University, al ofrecer su testimonio también ante el Subcomité de Salud, señaló que muchos han caído presos del temor de que EE.UU. "correrá el riesgo de quedar rezagado tecnológicamente si nos maniatamos al restringir la investigación de la clonación o el procedimiento mismo de la clonación".19 Hubo apoyo para un razonamiento similar más de una década atrás cuando James Watson instó al Congreso a financiar el Proyecto Genoma Humano bajo la premisa de que "lo que es bueno para los negocios de EE.UU. es bueno para la nación".20 Hoy las personas empleadas en la ciencia y la política pública ciertamente tienen la posibilidad de salir ganando tanto profesionalmente como económicamente al participar en la investigación sobre clonación;21 sin embargo, aun si estos beneficios vocacionales y materiales no son los principales motivos detrás de la investigación, sino meramente acompañan la meta central de mejorar la salud humana, este loable cometido no debería lograrse mediante cualquier medio disponible.22

Al ilustrar este punto, Kevin FitzGerald, un genetista molecular y bioeticista que trabaja en investigación del cáncer en Georgetown University, ha sostenido elocuentemente que el potencial de obtener beneficios de la investigación científica y médica –independientemente de cuán importantes esos beneficios puedan ser o quiénes podrían beneficiarse de ellos– no se traduce en sí mismo en una licencia para ocuparse de esa investigación específica. Por ejemplo, seguramente los científicos aprenderían información valiosa sobre las contribuciones ambientales al cáncer administrando agentes cancerígenos conocidos a un grupo de personas y luego variando factores como la dieta y la exposición al sol. Sin embargo, hacerlo ciertamente no sería ético y prácticamente nadie apoyaría seguir adelante con esta clase de experimentación.23

Con relación al debate sobre la clonación, sin duda podría ser útil tener en mente que una característica distintiva de la investigación científica es no causar ningún daño hasta que se haya determinado absolutamente que no existe ningún medio alternativo para obtener un bien deseado. La reciente sucesión de avances en la investigación con células madre no embrionarias indica que aún no hemos llegado a ese punto de determinación.24 Un corolario de este principio es que, aun cuando no exista ningún otro medio, sigue habiendo restricciones contra infligir daño.25 La importancia de seguir este principio debería ser respetado fielmente por todo científico y ciudadano por igual, ya que abundan los ejemplos horrendos, cuando no se sigue esta regla cardinal, en la historia demasiado reciente.

Trágicamente, el último siglo y medio ha sido marcado por numerosas atrocidades contra seres humanos vulnerables en nombre del progreso y el beneficio médico. En el siglo XIX, se compraban y vendían seres humanos vulnerables en el mercado del pueblo como esclavos, y eran criados como si fueran animales.26 En el siglo XX, los vulnerables fueron ejecutados despiadadamente y sometidos a experimentos degradantes en Dachau y Auschwitz.27 En la mitad del siglo, los vulnerables fueron sujetos de experimentos con radiación de nuestro propio gobierno, sin su conocimiento o consentimiento.28 Asimismo, estadounidenses-africanos vulnerables de Tuskegee, Alabama, fueron victimizados como sujetos de un proyecto de investigación auspiciado por el gobierno para estudiar los efectos de la sífilis.29 En la actualidad somos testigos del flagrante abuso de pacientes mentales que son usados como sujetos en la investigación puramente experimental.30 Estos experimentos fueron y son impulsados por una burda cultura utilitaria que termina creando una "subclase" de seres humanos, permitiendo que los derechos de los pocos sean sacrificados en aras del beneficio potencial para los muchos. Estas acciones indescriptiblemente crueles e inherentemente incorrectas contra seres humanos han producido la promulgación de leyes y políticas que exigen la protección de derechos y libertades humanos, incluyendo el derecho a ser protegidos de la tiranía de la búsqueda del progreso científico.

Somos conscientes de que la investigación sobre la clonación "terapéutica" ha sido apoyada por muchos en base a su supuesto potencial para aliviar el sufrimiento de las personas que están sufriendo una enfermedad debilitante o una discapacidad. Si bien reconocemos que el deseo de sanar a las personas es ciertamente una meta loable y entendemos que muchos han dedicado su vida a realizar esta meta, también reconocemos que simplemente no tenemos la libertad de seguir buenos fines mediante medios no éticos. Según señaló Fukuyama, perceptivamente, en su testimonio:

Estados Unidos, como una fuerza económica, política y culturalmente dominante en el mundo, tendrá un impacto enorme en otras sociedades. El Consejo de Europa ya ha aprobado una prohibición de la clonación; a la fecha, 24 países (incluyendo Alemania, Francia, Italia y Japón) ya han promulgado prohibiciones nacionales de clonación, mientras 16 han prohibido la creación de embriones para propósitos de investigación. Estados Unidos puede hacer una enorme diferencia para reforzar (o, en caso contrario, minar) [lo que constituye investigación científica y médica aceptable].31

Precisamente debido a que nuestra nación es una potencia mundial, tiene una oportunidad trascendental para fijar una norma, tanto para la clonación humana reproductiva como para la "terapéutica". El no fijar normas que son éticas hará que este país –y tal vez otros– cosechen nuevamente las trágicas consecuencias de la investigación científica y médica no ética.

IV. La búsqueda de terapias para enfermedades y discapacidades humanas mediante la clonación "terapéutica" probablemente deje a muchos estadounidenses sin medios aceptables para aliviar su sufrimiento.

Algunos proponentes de la clonación "terapéutica" han aducido que si se promulga una prohibición amplia, quienes han propiciado dicha legislación deberían hacerse responsables del sufrimiento continuo de los pacientes que podrían haberse beneficiado de las terapias derivadas de las células madre embrionarias. Sin embargo, dado que muchos estadounidenses han indicado que se opondrían a tratamientos derivados de células madre embrionarias debido a sus convicciones morales personales,32 parecería justificarse una consideración seria de la forma en que dichas terapias se derivan. Es decir, la preocupación por los que sufren debería extenderse por igual a todos los que sufren, y deberían desarrollarse terapias que no discriminen en base a convicciones morales. Dado que muchos estadounidenses que sufren de una enfermedad debilitante y/o de una discapacidad probablemente rechacen tratamientos derivados de la investigación destructiva de embriones, ¿no sería más útil usar el compromiso ferviente de ayudar a los que sufren que suelen expresar los proponentes de la clonación "terapéutica" para la investigación de células madre embrionarias, en vez de las no embrionarias?33 Por cierto, si un tratamiento o cura para una enfermedad específica fue desarrollado a partir de células madre embrionarias, los investigadores muy probablemente no buscarían desarrollar una terapia alternativa a partir de células madre no embrionarias sino, en cambio, avanzarían para seguir el desarrollo de terapias para otras aflicciones humanas. Por lo tanto, si la clonación "terapéutica" fuera a ser aceptada legalmente, el sufrimiento de muchos pacientes en realidad podría ser extendido –en vez de disminuido o reducido–, ya que podrían verse forzados a continuar su sufrimiento a menos que estén dispuestos a abandonar sus compromisos morales.

V. Los seres humanos tienen derecho a no ser creados para propósitos de experimentación.

Un proyecto de ley que permita la clonación "terapéutica" mientras prohíbe la clonación reproductiva constituiría la legalización de una práctica completamente no ética, ya que condonaría legalmente y aún exigiría legalmente la desaparición de embriones humanos creados para propósitos de investigación. La destrucción de embriones humanos es algo profundamente perturbador, y la investigación que requiere un acto semejante debe ser proscrita, independientemente del potencial para el avance científico y médico. Que algunos individuos sean destruidos en nombre de la ciencia médica constituye una amenaza para todos nosotros.

Independientemente del punto de vista que uno tenga sobre el carácter de persona del embrión humano, los embriones humanos son inequívocamente seres humanos y, por lo tanto, no deben ser sometidos a la investigación destructiva. Hay un consenso científico internacional ahora que reconoce que los embriones humanos son biológicamente seres humanos, que comienzan en la fertilización, y reconoce la continuidad del crecimiento y desarrollo humano a partir de la etapa de la célula única en adelante.34 En la década de 1970 y 1980 algunos "embriólogos de ranas y ratones" se referían a los embriones humanos en la primera o segunda semana del desarrollo como "preembriones", aduciendo que merecían menos respeto que los embriones en etapas posteriores del desarrollo.35 Hoy, sin embargo, algunos libros de texto de embriología se refieren abiertamente al término "preembrión" como científicamente inválido e "impreciso" y que ha sido "descartado", y otros, que habían usado el término, lo han retirado silenciosamente de las nuevas ediciones.36 Tanto el Panel de Investigación sobre el Embrión Humano37 como la Comisión Nacional Asesora de Bioética38 han rechazado también el término, describiendo al embrión humano desde sus primeras etapas de desarrollo como un organismo vivo y "una forma de vida humana en desarrollo".39 La afirmación de que un embrión humano temprano se convierte en un ser humano solo después de haber alcanzado ciertas etapas del desarrollo (ej: luego de 14 días, o luego de ser implantado en el útero) es, por lo tanto, un mito científico. Finalmente, la declaración histórica y muy respetada del Coloquio Ramsey de 1995 sobre la investigación con embriones reconoce que:

El [embrión] es humano; no se convertirá en otro tipo de animal. Todo ser que es humano es un ser humano. Si se objeta que a los cinco días o a los quince días el embrión no se parece a un ser humano, debe señalarse que esto es precisamente cómo es un ser humano, y cómo fuimos cada uno de nosotros, a los cinco o quince días de nuestro desarrollo.40

El término "preembrión", y todo lo que implica, es, por lo tanto, científicamente inválido. Los embriones humanos no son meros tejidos biológicos o racimos de células; son los seres humanos más pequeños.41 Por lo tanto, tenemos una responsabilidad moral de no dañarlos deliberadamente. Ignorar esta responsabilidad sería participar en una discriminación por edad moralmente inaceptable, produciendo la desatención y la destrucción de vida humana basándonos exclusivamente en su etapa de desarrollo.42

Aparte del hecho de que la clonación "terapéutica" va a contrapelo de la larga tradición legal de nuestra nación y gran parte de sentimiento público,43 la creación de embriones para la investigación a través de la clonación "terapéutica" es, para algunos, hasta aún más alevoso que la investigación de embriones en general. Según lo que señala George Annas:

Crear embriones humanos exclusivamente para la investigación –o para venderlos, o para usarlos en pruebas de toxicidad– parece moralmente incorrecto porque parece desvalorizar el acto de la procreación y convertir a los embriones en artículos . . . El problema moral de hacer embriones para la investigación es que, como sociedad, no queremos ver embriones tratados como productos o meros objetos por temor a desvalorizar el valor de ser padres, el riesgo de comercializar la procreación y trivializar el acto de la procreación.44

Mientras que la investigación con células madre embrionarias requiere la destrucción de embriones humanos ya existentes, la clonación "terapéutica" avanza un paso más e involucra la creación deliberada junto con el sacrificio deliberado de embriones humanos para el supuesto beneficio de otros.45 Nunca antes ha sido legalmente aceptado la creación de embriones con la intención de destruirlos para propósitos de investigación, y muchos de los más destacados defensores de la investigación con células madre embrionarias han sido inflexibles en cuanto a trazar la raya aquí.46 Leon Kass señala que:

La perspectiva de crear vida humana nueva exclusivamente para ser explotada de esta forma ha sido condenada por motivos morales por muchas personas [sic] –incluyendo The Washington Post, el presidente Clinton y muchos otros defensores del derecho de la mujer al aborto– porque demuestra una profunda falta de respeto por la vida. Aun aquellos que están dispuestos a "hurgar en la basura" en busca de los denominados "embriones sobrantes"–los productos de la fertilización in vitro hechos en exceso de las necesidades reproductivas de las personas, y que probablemente serían descartados– se echan atrás cuando se trata de crear embriones humanos explícita y exclusivamente para propósitos de investigación. Rechazan de plano lo que consideran como la explotación y la instrumentalización de la vida humana incipiente. Además, otras personas que tienen una actitud agnóstica respecto de la condición moral del embrión ven el acierto de no . . . ofender las sensibilidades de sus colegas ciudadanos que se oponen a dichas prácticas.47

Por cierto, parecería ser que la fabricación de embriones para propósitos de investigación haría que los embriones sean considerados, cada vez más, como artículos consumibles cuyo valor radica exclusivamente en lo que pueden ofrecer a otros. Este tipo de mentalidad podría prevalecer especialmente con relación a los embriones clonados, cuyo plano genético sería reproducible fácilmente. Si comenzamos a crear y a destruir posteriormente embriones humanos en nombre de la investigación, nos dirigiremos inevitablemente hacia un territorio cada vez menos prometedor que, si hubiéramos sido sabios, nos habría hecho estremecer ante la posibilidad de entrar en él en el primer lugar.

Finalmente, es importante reconocer que, si bien la investigación con embriones humanos está ampliamente aceptada en el caso que pueda aportar un beneficio terapéutico al embrión, la clonación denominada "terapéutica" no es, de ninguna forma, beneficiosa para el embrión. En su testimonio del 2 de mayo de 2001 ante el Subcomité de Comercio de la Cámara de Representantes sobre Ciencia, Tecnología y el Espacio, Richard Doerflinger dijo lo siguiente:

...los experimentos contemplados [en la clonación terapéutica] son denominados universalmente como experimentación "no terapéutica" en la ley y en la ética de la medicina, es decir que los experimentos dañan o matan al sujeto de la investigación (en este caso, el embrión clonado) sin ninguna perspectiva de beneficiar a ese sujeto. Este significado normal de la investigación "no terapéutica" se encuentra, por ejemplo, en leyes de estados que prohíben dicha investigación con embriones humanos, considerándola un crimen. Los experimentos realizados sobre un sujeto exclusivamente para el beneficio posible de otros nunca se llaman "investigación terapéutica" en ningún otro contexto, y no hay ninguna razón para cambiarlo en este contexto.

Por lo tanto, el término "clonación terapéutica" es, en realidad, un término erróneo. Este tipo de clonación no tiene valor terapéutico alguno para el embrión clonado ya que, lejos de beneficiarse de la investigación, el embrión es destruido en su transcurso. Las dolorosas lecciones del pasado deberían de habernos enseñado que los seres humanos no deben ser reclutados para la investigación sin su permiso –no importa cuál sea la supuesta justificación–, especialmente cuando esa investigación significa perder su salud o su vida. Aun cuando se considere que la muerte del individuo sea de otra forma inminente, igual no tenemos permiso para participar en experimentación letal, así como no podemos hacer experimentos en prisioneros condenados a muerte o cosechar sus órganos sin su consentimiento. Entre todos los seres humanos, los embriones son los más indefensos ante el abuso. Una política que propicia el uso de embriones clonados en la investigación destructiva violaría los derechos de seres humanos a no sufrir experimentación.

VI. Conclusión.

Debido a que la perspectiva de la clonación humana conlleva un gran potencial para impactar a la humanidad de formas que sólo eran imaginables anteriormente, es sumamente importante que el Congreso adopte legislación que proteja a la sociedad y a los ciudadanos que viven en ella, tanto ahora y para las próximas generaciones. Creemos que los siguientes puntos son de primera importancia para el debate legislativo en curso sobre este tema:

  • El consenso abrumador en este país de que la clonación humana reproductiva no debe ser permitida requiere una prohibición tanto de la clonación reproductiva como de la clonación "terapéutica".
  • Ordenar la destrucción de embriones clonados creados para propósitos de investigación sería romper con la larga tradición legal de nuestro país y del sentimiento público.
  • Estados Unidos debería promover la investigación científica y médica éticas, y no meramente el avance de la investigación, ya que los "buenos fines" no justifican cualquier medio usado para alcanzar dichos fines.
  • La búsqueda de terapias para las enfermedades y discapacidades humanas mediante la clonación "terapéutica" probablemente deje a muchos estadounidenses sin medios aceptables para aliviar su sufrimiento.
  • Los seres humanos tienen derecho a no ser creados para propósitos de experimentación.

Nuestra posición es que la consideración cuidadosa de estos puntos lleva al apoyo de una prohibición amplia de la clonación de seres humanos, tanto reproductiva como "terapéutica". El no adoptar este tipo de prohibición dará como resultado fracasos científicos, éticos y legales, cuya amplitud y consecuencias serán de gran magnitud.

1 En el proceso de clonación, el ADN de un individuo existente es transferido a un óvulo desprovisto de material genético. Hay componentes del óvulo, denominados mitocondrias, que contienen su propio ADN; por lo tanto, siempre que el óvulo del donante y el donante del ADN sean individuos diferentes, un clon humano no sería completamente idéntico en el sentido genético a su progenitor o progenitora. Cloning Human Beings: Report and Recommendations of the National Bioethics Advisory Commission (Rockville, MD), June 1997, pp. 17-18.

2 El término "clonación terapéutica" es, en realidad, un nombre erróneo. Ver Sección V (párrafo #5) de este documento para una discusión de este punto.

3 Davor Solter and John Gearhart, "Enhanced: Putting Stem Cells to Work," Science 283 (March 5, 1999):1468-1470; Robert Lanza, et al., "Human Therapeutic Cloning," Nature Medicine 5 (1999):975-977; Robert Lanza, et al., "Prospects for the Use of Nuclear Transfer in Human Transplantation," Nature Biotechnology 17 (1999):1171-1174.

4 Rudolf Jaenisch and Ian Wilmut, "Don't Clone Humans!" Science 291 (March 30, 2001):2552; "Americans Overwhelmingly Oppose Human Cloning," United States Conference of Catholic Bishops ICR poll, June 7, 2001 (En esta encuesta entre 1013 adultos, se hizo la pregunta: "¿Deberían los científicos usar la clonación humana para intentar crear hijos para parejas infértiles?". El 84,6% de los que contestaron dijeron "No", el 12,4% de los que contestaron dijeron "Sí", el 2,6% de los que contestaron dijeron que no sabían, y el 0,4% se rehusó a contestar la pregunta); encuestas de ABC News Nightline, 24 de febrero de 1997.

5 J. Bottum and William Kristol, "For a Total Ban on Human Cloning," The Weekly Standard 6:40 (July 2/July 9), (editorial).

6 En su artículo "Preventing a Brave New World" (The New Republic, May 21, 2001), Leon Kass se refiere a la exigencia de que los embriones clonados sean destruidos como "una amarga pastilla para digerir aun para los que son proelección" (p. 36).

7 Lori Andrews, profesora en Chicago-Kent College of Law y asesora nacional/internacional en tecnologías genéticas y reproductivas, ha señalado que aun cuando el Reino Unido ha aprobado una ley que prohíbe la clonación reproductiva pero permite la clonación "terapéutica", es importante notar que la industria de la fertilidad del RU está mucho más regulada centralmente que la de Estados Unidos, que no tiene casi ninguna pauta formal relacionada con el uso de tecnologías reproductivas. Andrews ha señalado que "en Estados Unidos no hay ninguna forma en que pueda aprobarse una ley basada en el modelo británico, que requiere la terminación de los embriones. Muy al contrario, son mucho más probables . . . leyes que prohíban la terminación del embrión". The Clone Age: Adventures in the New World of Reproductive Technology (New York: Henry Holt and Company, 1999), p. 74.

8 Leon R. Kass and James Q. Wilson. The Ethics of Human Cloning (Washington, D.C.: American Enterprise Institute, 1998), p. 51.

9 American Society of Reproductive Medicine, "Disposition of Abandoned Embryos," Ethics Committee Report, 1997.

10 Editorial, "Embryos: Drawing the Line," The Washington Post, October 2, 1994, p. C6.

11 Editorial, "Embryo Research Is Inhuman," Chicago Sun-Times, October 10, 1994, p. 25.

12 La versión actual es la Sección 510 de la ley de asignaciones de Trabajo/HHS para el Año Fiscal 2001, H.R. 5656 (promulgada mediante Section 1(a)(1) of H.R. 4577, the FY >01 Consolidated Appropriations Act, Public Law 106-554). Prohíbe financiar toda creación de embriones humanos (mediante clonación u otros medios) para propósitos de investigación y toda investigación en la que se dañen o destruyan embriones humanos.

13 "Déjeme decir que concuerdo completamente con nuestros colegas que dicen que no debemos involucrarnos en la creación de embriones para la investigación. Concuerdo completamente con mis colegas en ese punto", dijo la representante Nancy Pelosi, al argumentar a favor de la investigación sobre embriones "sobrantes" creados originalmente para tratamientos de fertilidad. La representante Nita Lowey, que propicia la enmienda debilitadora, dijo: "Quiero dejarlo muy en claro: No estamos hablando de crear embriones . . . El presidente Clinton ha vuelto a dejar en claro que la investigación con embriones en su primera etapa puede ser permitido, pero que el uso de fondos federales para crear embriones exclusivamente para propósitos de investigación sería prohibido. Podemos todos tener la seguridad de que la investigación en los Institutos Nacionales de Salud será realizada con el más elevado nivel de integridad. No se creará ningún embrión para propósitos de investigación..." 142 Cong. Record at H7343 (July 11, 1996). No obstante, la enmienda debilitadora fracasó, 167 a 256. Id. at H7364. Si bien este debate estaba relacionado con el financiamiento federal, los defensores de la enmienda Lowey dijeron que "costaba mucho entender" por qué las normas para la investigación ética debían ser diferentes para la investigación financiada públicamente y la financiada privadamente. Ver comentarios de Rep. Fazio en H7341-2.

14 Las pautas de NIH niegan el financiamiento para "investigación que usa células madre pluripotentes que fueron derivadas de embriones humanos creados para propósitos de investigación" e "investigación en la que células madre pluripotentes son derivadas usando transferencia nuclear de células somáticas, es decir la transferencia de núcleos de células somáticas hacia un óvulo humano o animal". National Institutes of Health Guidelines for Research Using Human Pluripotent Stem Cells, 65 Fed. Reg. 51976-81 (August 25, 2000) at 51981. El proyecto de ley del senador Specter apoya la investigación con células madre embrionarias pero insiste en que "la investigación en cuestión no producirá la creación de embriones humanos". 107th Congress, S. 723, Sec. 2.

15 En 1997, NBAC consideró la perspectiva de clonar embriones humanos para crear "líneas de células madre a medida", pero lo describió como "un escenario algo caro e inverosímil" que estaba plagado de cuestiones morales. El NBAC declaró que, "debido a preocupaciones éticas y morales planteadas por el uso de embriones para propósitos de investigación, sería mucho más deseable explorar el uso directo de células humanas de origen adulto para producir células o tejidos especializados para su transplante a pacientes". Cloning Human Beings: Report and Recommendations of the National Bioethics Advisory Commission (Rockville, MD: June 1997), pp. 30-31. La Comisión detalló tres caminos alternativos para la investigación de células madre, dos de los cuales no parecían involucrar la creación de embriones humanos de ninguna forma.

16 "Americans Overwhelmingly Oppose Human Cloning," encuesta de United States Conference of Catholic Bishops ICR, 7 de junio de 2001.

17 J. Bottum and William Kristol, "For a Total Ban on Human Cloning," The Weekly Standard 6:40 (July 2/July 9), (editorial).

18 Davor Solter and John Gearhart, "Enhanced: Putting Stem Cells to Work," Science 283 (March 5, 1999):1468-1470; Robert Lanza, et al., "Human Therapeutic Cloning," Nature Medicine 5 (1999):975-977; Robert Lanza, et al., "Prospects for the Use of Nuclear Transfer in Human Transplantation," Nature Biotechnology 17 (1999):1171-1174, 1999.

19 Testimonio del 20 de junio de 2001 ante el Subcomité de Salud de la Cámara de Representantes de EE.UU.

20 Testimonio ante el Subcomité de Ciencia, Investigación y Tecnología de la Comisión de Ciencia, Espacio y Tecnología, y Coordinación de Proyectos del Genoma de la Cámara de Representantes, en el Informe del Comité sobre H.R. 4502 y S. 1966, la Ley de Competencia en Biotecnología (Comm. Print 138, 1988).

21 Ronald Cole-Turner, Beyond Cloning: Religion and the Remaking of Humanity. (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 2001), p. 99.

22 Para una crítica de la justificación utilitarista de la clonación humana, ver Kilner, John F., et al. (ed.), The Reproduction Revolution: A Christian Appraisal of Sexuality, Reproductive Technology and the Family (Grand Rapids, MI: Eerdmans; and United Kingdom: Paternoster, 2000), pp. 128-132. Ver también el capítulo 15 de este volumen para una evaluación legal de por qué la clonación humana debería ser prohibida legalmente.

23 Bioethics Colloquium lecture, Trinity International University, Deerfield, Illinois, March 22, 2001.

24 Avances recientes en la investigación de células madre no embrionarias sugieren que tal vez ni sea necesario obtener células madre destruyendo embriones humanos para tratar enfermedades. Una cantidad creciente de investigadores creen que las células madre no embrionarias pronto podrán ser usadas para desarrollar tratamientos para afecciones como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, trastornos inmunológicos, la insuficiencia cardíaca congestiva, las enfermedades degenerativas y otras enfermedades debilitantes. Estos investigadores están trabajando para hacer investigación adicional en células madre "adultas" antes que embrionarias. A la luz de estos nuevos y prometedores avances científicos, promovemos el desarrollo de métodos para reparar y regenerar tejido humano que no requieran la destrucción de vida humana embrionaria. Sin embargo, aun cuando dichos métodos no demuestran ser tan valiosos para el tratamiento de las enfermedades como las células madre embrionarias humanas, el uso de éstas en nombre del progreso médico igual no es justificable por las razones indicadas en este documento. (Para una actualización constante de la investigación de células madre no embrionarias, por favor consulte www.stemcellresearch.org.)

25 Bioethics Colloquium lecture, Trinity International University, Deerfield, Illinois, March 22, 2001.

26 David Brion Davis, The Problem of Slavery in Western Culture (Ithaca, NY: Cornell Univ. Press), 1966.

27 George J. Annas and Michael A. Grodin (eds.), The Nazi Doctors and the Nuremberg Code: Human Rights in Human Experimentation(New York: Oxford University Press), 1992.

28 Ronald Munson, "Medical Experimentation and Informed Consent," in Intervention and Reflection: Basic Issues in Medical Ethics, 5th ed. (New York: Wadsworth Publishing Company, 1996), pp. 323-25.

29 James Jones, Bad Blood: The Tuskegee Syphilis Experiment (New York: Free Press), 1981.

30 The Center for Mental Health Services: Protection and Advocacy Program for Individuals with Mental Illness (Rockville, MD); sitio Web: www.mentalhealth.org.

31 Testimonio del 20 de junio de 2001 ante el Subcomité de Salud de la Cámara de Representantes de EE.UU.

32 Do No Harm: The Coalition of Americans for Research Ethics; sitio Web: www.stemcellresearch.org.

33 Por favor consulte la nota al pie #24 para una discusión sobre alternativas prometedoras a la investigación con células madre.

34 R. Warwick, Nomina Anatomica, 3rd ed. (Edinburgh: Churchill Livingstone), 1989 [la 6ta. edición de Nomina Anatomica incluye la norma internacional para la terminología científicamente correcta para la embriología humana]; Ronan O'Rahilly and Fabiola Muller, Human Embryology and Teratology (New York: Wiley-Liss), 1992; William J. Larsen, Human Embryology (New York: Churchill Livingstone), 1993; Bruce M. Carlson, Human Embryology and Developmental Biology (St. Louis: Mosby), 1994; Keith L. Moore and T.V.N. Persaud, The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, 6th ed. (Philadelphia: W.B. Saunders Co.), 1998; Bradley Patten, Human Embryology, 3rd ed. (New York: McGraw-Hill), 1968. Stedman's Medical Dictionary (Baltimore: Williams and Wilkens), 1990.

35 Clifford Grobstein, "External Human Fertilization," Scientific American 240 (1979):57-67; Clifford Grobstein, Science and the Unborn: Choosing Human Futures (New York: Basic Books), 1988.

36 Ronan O'Rahilly and Fabiola Muller, Human Embryology and Teratology, 2nd ed. (New York: Wiley-Liss), 1992 (op.cit.): "El término mal definido e impreciso de 'preembrión' . . . no se usa en este libro", (p.55). En la 2da. edición de este texto, en 1996, O'Rahilly yMuller repiten este rechazo basándose en el hecho de que el término está "mal definido", es "impreciso", "injustificado" y "equívoco" (p.81). Ver también C. Ward Kischer, "The Big Lie in Human Embryology: The Case of the Preembryo," Linacre Quarterly 64(1997):53-61.

37National Institutes of Health: Report of the Human Embryo Research Panel (Bethesda, MD: NIH), November 1994.

38 National Bioethics Advisory Commission, Cloning Human Beings (Rockville, MD), June 1997.

39Ibid.

40 El Coloquio Ramsey, que está auspiciado por el Institute on Religion and Public Life, es un grupo de teólogos, filósofos y eruditos judíos y cristianos que se reúne periódicamente para considerar cuestiones de ética, religión y la vida pública. Lleva el nombre del distinguido eticista Paul Ramsey (1913-1988).

41 Ver, por ejemplo, Bruce M. Carlson, "Introduction to the Developing Human" in Human Embryology and Developmental Biology (St. Louis: Mosby), 1994.

42 Conversación personal con John Kilner, PhD, 10 de julio de 2001.

43 Por favor vea la Sección II de este documento para una discusión de este punto.

44 George J. Annas, "The Politics of Human-Embryo Research--Avoiding Ethical Gridlock" (editorial) New England Journal of Medicine 334 (May 16, 1996).

45 Dónal O'Mathúna, "Cloning and Stem Cell Research: Wrong Motives on Both Sides of the Atlantic," Dignity (The Center for Bioethics and Human Dignity, Fall 2000).

46 En National Institutes of Health Guidelines for Research Using Human Pluripotent Stem Cells (accesible en www.nih.gov/news/stemcell/stemcellguidelines.htm), aparece la siguiente declaración: "Se requiere que los investigadores que buscan fondos de NIH para investigación que usa hPSC [células madre (embrionarias) humanas pluripotentes] brinden documentación, antes de cualquier otorgamiento de fondos de NIH, que indique que los embriones fueron creados para los propósitos de un tratamiento de fertilidad. El presidente Clinton, muchos miembros del Congreso, el Panel de Investigación sobre el Embrión Humano de NIH y NBAC han adoptado todos la distinción entre embriones creados para propósitos de investigación y aquellos creados para propósitos reproductivos". Se puede acceder al informe de NBAC Ethical Issues in Human Stem Cell Research Executive Summary (September 1999) en www.bioethics.gov/stemcell_exec_intro.htm.

47 Leon R. Kass, "Preventing a Brave New World," in The New Republic, May 21, 2001, p. 36.